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domingo, 13 de junio de 2010

ENERGÍA DIVINA




En los seres humanos palpita una energía divina. El poder de esta energía impregna todo nuestro ser y nos permite realizar todas las funciones del vasto repertorio de los pensamientos y conductas humanas. En esta energía divina existen dos aspectos.
El aspecto externo hace que el corazón lata, los pulmones se hin¬chen y los sentidos funcionen: en esencia, mantiene vivos nuestros cuerpos. El aspecto interno de esa energía está dormido, pero podemos despertarlo.
Este universo interno es más vasto que el externo. El júbilo interior hace que codo el júbilo que se experimenta en el mundo de los sen¬tidos parezca carente de significado. Cuando se experimenta esa luz interna, añade a la vida una brillantez que no se parece a nada que pue¬dan describir las palabras.
Cuando uno descubre su yo más sublime, experimenta esa energía interior y permite que guíe su vida. El adjetivo más corriente para des-cribir esta fuerza interna es «espiritual».
Cuando hablo de espiritualidad y de ser espiritual, describo una actitud hacia Dios, un viaje interior de iluminación. Hablo de desarro-llar las cualidades divinas de amor, perdón, bondad y éxtasis que tene-mos dentro. Según mi interpretación, la espiritualidad no es cuestión de dogmas ni de reglas. Es luz, júbilo y concentración en la experien¬cia del amor y el éxtasis internos, y transmitir esas cualidades al exte¬rior. Al viaje destinado a descubrir su yo más sublime lo llamo «bús¬queda sagrada».
wayner .w .Dyer

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